Largo viaje
Chile, 1967. B/n. 83’.
Dirección: Patricio Kaulen.
Guion: Patricio Kaulen, Javier Rojas.
Música: Thomas Lefever.
Fotografía: Andrés Martorell de Llanza.
Montaje: Carlos Piaggio, Antonio Ripoll.
Intérpretes: Enrique Kaulen, Eliana Vidal, Fabio Zerpa, Rubén Ubeira, Emilio Gaete, María Castiglione, Julio Tapia, Héctor Duvauchelle, Mario Lorca, María Luz Pérez, María Elena Duvauchelle.
Sinopsis: Un niño de los barrios pobres de Santiago de Chile pierde a su hermano pequeño poco después del parto. Tras el típico velatorio a los recién nacidos fallecidos, considerados angelitos, el padre lleva el ataúd al cementerio, pero olvida las alitas que, según piensa el niño, permitirán a su hermano volar al cielo. Decidido a que no lo entierren sin ellas, el niño emprende una búsqueda por una ciudad repleta de miseria, violencia, prostitución y niños tan perdidos como él.
Reconocimientos:
- Festival Internacional de Karlovy Vary – Premio extraordinario del jurado.
- Gran Premio de filmes restaurados o reencontrados y sobre el tema de la tolerancia, organizado por la Unesco (París)
“La muchas veces mencionada escena del velorio del angelito, es sin duda el punto fuerte de la película. Perfecta coincidencia entre atmósfera, costumbre, ritmo y cámara, la secuencia da paso a la realidad nacional, sin imposturas ni adornos, sin mistificaciones ni rebuscamientos sucios. La música, (del folclore, pero arreglada con gran talento por Tomás Lefever) termina por crear cierta cualidad hipnótica en que la reiteración de una cueca larga conduce a la degradación del rito inicial.”
“Patricio Kaulen, nombre forjado en momentos heroicos del cine chileno, demuestra sorprendente conocimiento del oficio cinematográfico y sortea airosamente muchos desafíos que le planteó en diversos momentos de la puesta en escena el haber elegido un tema ingrato y deprimente que tiene como centro un miserable conventillo. Lo menos que se puede decir es que ha conseguido una obra de cine adulto.”
“Largo Viaje es de aquellas películas que no pasan de moda, situada entre las 100 mejores películas de la historia del cine, su mérito no está solamente en la clara influencia del neorrealismo italiano sino, que como casi ninguna otra producción, retrata la decadencia y la esperanza de un Santiago que puede cambiar de forma, pero nunca su fondo… un Chile urbano retratado por un niño sin prejuicios, algo que al crecer de alguna manera se pierde… una mirada barroca de lo divino y pagano.”