Sotobosque
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España, 2017, 77 min.
Director: David Gutiérrez Camps.
Guion: David Gutiérrez Camps.
Fotografía: Aida Torrent.
Montaje: David Gutiérrez Camps.
Intérpretes: Musa Camara, Deborah Marín, Samba Diallo, Bbangaly Coulidaly, Felisia Casadevall.
Sinopsis: Musa es un joven mauritano que un día llegó a tierras catalanas para vivir el sueño europeo, ganar dinero y enviarlo a su familia en África. Lleva años viviendo en un pueblo de Gerona pero, a pesar de sus esfuerzos, no tiene trabajo ni esperanza de encontrarlo. Su día a día lo pasa yendo al bosque a recolectar piñas y brezo que después vende a pequeños empresarios de la zona, u ofreciéndose puerta por puerta para realizar pequeños trabajos de jardinería en las casas de la periferia local. A menudo, no sabe qué hacer y simplemente deambula. Con lo que saca de estas pequeñas transacciones malvive en un piso compartido con otros extranjeros. Él parece tomarse su situación con humor, casi son estoicismo. Sin embargo, las aguas de la tristeza corren bajo tierra.
En su segundo largometraje como realizador, David Gutiérrez Camps nos pone en los zapatos de ese “otro” con el que convivimos sin verlo, experimentando con él las barreras en la interacción con los habitantes de una pequeña población rural. Para su autor, este choque (el del universo del protagonista con la sociedad en la que nunca llegará a integrarse) era una de las motivaciones principales del filme: «Me interesaba retratar una especie de racismo silenciado, esa actitud frente al extranjero, con una forma de hablar que deja claro quién tiene el poder. Es muy sutil, pero lo que he intentado es hacer notar ese enorme espacio que hay entre el inmigrante y los demás. Hay un vacío».
Otro aspecto esencial era la paradoja con la que deben convivir muchos de los emigrantes llegados a Europa desde el continente africano. Musa lucha por su supervivencia de una forma muy primaria y a su vez muy bella: ha sido expulsado de los espacios civilizados y habita en los márgenes, en los espacios deshabitados por nuestra sociedad. En palabras de Gutiérrez Camps: «Este hombre llega a Europa con el sueño de ganarse bien la vida y estar cómodo, y se ve arrinconado en la periferia de los pueblos, buscando piñas en el bosque y pidiendo trabajo en urbanizaciones. Se sube a los árboles, casi como un animal. Es decir: él, que viene aquí con el sueño de la civilización europea, acaba acercándose más a la animalidad.
Festivales y Premios:
SEFF – Festival de Cine Europeo de Sevilla (España).
D’A Film Festival – Festival Internacional de Cinema d’Autor de Barcelona (España).
NH – New Horizons International Film Festival (Polonia).
FCAT – Festival de Cine Africano de Tarifa y Tánger (España-Marruecos).
UNA CITA CON…
DAVID GUTIERREZ CAMPS
Aunque vive y trabaja en Barcelona, David Gutiérrez Camps (Girona, 1982) nació y creció en Vidreres, una pequeña población de la comarca gerundense de la Seva. Tras estudiar comunicación audiovisual en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, completó sus estudios en la Escuela de Cine y Televisión de la Academia de Artes Escénicas en Praga (FAMU), y más tarde, en la New School de Nueva York, donde acometería sus primeros trabajos en el mundo del audiovisual. Desde entonces, la carrera de Gutiérrez Camps se ha desarrollado principalmente en el mundo del videoclip y la publicidad.
Aunque su primer contacto con la creación cinematográfica tuvo lugar en las salas de montaje como editor del documental Hollywood contra Franco (2008) de Oriol Portas, será en 2009 cuando inicie su carrera como realizador encarando el rodaje de sus dos primeros proyectos de tono documental. En Water in the boat, su debut como cortometrajista, Gutiérrez Camps retrata los pequeños momentos que componen la cotidianidad de Ginette Schenk, una mujer que vive una existencia solitaria en la periferia del East Village neoyorkino con la única compañía de su perro. Aunque su siguiente trabajo, 175, un cuadro de imágenes en movimiento rodado en el metro de Nueva York, aventuraba un cambio de registro en busca de nuevos retos estéticos, la línea marcada en su debut se prolongaría de forma irremisible en su salto al largometraje.
Escrita por el propio Gutiérrez Camps (que también firma la fotografía del filme) The Juan Bushwick Diaries (2003) es un documental protagonizado por un estadounidense asentado en Barcelona y un poco aburrido con su vida, y su amigo Pol, un realizador que ha recalado en la ciudad catalana en su tránsito entre Nueva York y Berlín. Extraña mezcla de realidad y ficción, la película se construye en torno a la intención de Bushwick de filmar su vida como forma de huir del hastío, confiando en que el contacto con la cámara le ayude a mirar y sentir de otra manera.
Sotobosque, su segunda y más reciente incursión en el largometraje, recupera esta dialéctica entre sujeto y contexto que resume buena parte de las obsesiones de su autor, trasladándola en esta ocasión al paisaje natural y humano que acogió sus primeros años de vida: la Catalunya rural de la Seva, por la que deambula un inmigrante que trata de sobreponerse a la desesperanza en un mundo extraño y sin futuro.
Sobre la relación que sus películas, y en particular Sotobosque, guarda con sus motivaciones e influencias personales, Gutiérrez Camps señala: «En mi cine me gusta dejar pequeños símbolos, y quiero que haya un espectador activo que construya el significado por sí mismo. Por eso no me gusta explicar mucho las cosas. (…) Mientras hacía la película no pensaba en referentes concretos, pero sé perfectamente que hay cineastas que me encantan y que corren por mis venas: Lisandro Alonso, Apichatpong Weerasethakul, Abbas Kiarostami… (…) Yo vengo de la publicidad, y veo el cine como mi espacio de libertad. Es donde hago lo que quiero, es mi liberación creativa. Así lo vivo».