16ª Semana de Cine Japonés
Tony Takitani
Tonī Takitani
Japón, 2004. Color. V.O.S.E. 105’
Dirección: Jun Ichikawa.
Guion: Jun Ichikawa.
Fotografía: Taishi Hirokawa.
Dirección Artística: Yoshikazu Ichida.
Música: Ryūichi Sakamoto.
Productora: Breath / Wilco Co.
Interpretación: Issei Ogata, Rie Miyazawa, Shinohara Takahumi, Hidetoshi Nishijima.
Sinopsis: Abandonado por su padre y rechazado por los otros niños a causa de su nombre occidental, Tony Takitani creció en un ambiente de absoluta soledad con la única compañía de sus dibujos. En la madurez de su vida se ha convertido en un ilustrador de gran habilidad técnica, pero su trabajo resulta frío y falto de sentimientos. Su vida cambiará por completo al conocer a la hermosa y distante Eiko Konuma. Ella es como un ángel en la existencia de Tony, quien por primera vez en su vida se siente conectado con el mundo exterior. Pero Eiko tiene una falla: es adicta a la ropa, y los problemas pronto empiezan a surgir en la pareja.
Reseña: Galardonada en los festivales de Locarno y Las Palmas de Gran Canaria, Jun Ichikawa obtuvo el reconocimiento internacional tras tres décadas dedicado al mundo de la publicidad, el cine y la televisión con esta película basada en un relato breve de Haruki Murakami. Una parábola sobre el desamparo y la alienación del hombre posmoderno en la sociedad de consumo, que Ichikawa, confeso admirador de Ozu, retrata mediante cuidadas composiciones de cuadro general y elegantes panorámicas que parecen flotar acompasadas por la música de Ryūichi Sakamoto. Paradójicamente, es esta cualidad ingrávida, a un tiempo aérea y superficial del espacio fílmico registrado por la cámara, la que distancia su mirada de la del viejo maestro, toda vez que redunda en una duración vacía de las escenas que lo es también de los personajes. La existencia de Tony, como la de su esposa Eyko y la de su padre, se despliega ante nosotros como una obra de marionetas interpretada por juguetes desarticulados, moviéndose a destiempo en una representación sin centro ni sentido. Un drama apenas sostenido por una colección de objetos que revelan y dan forma a la nada que les rodea, mientras asisten como espectadores mudos al efímero espectáculo de sus vidas. Preso de la misma volatilidad que había logrado plasmar en sus imágenes, Ichikawa falleció repentinamente en 2008 dejando inacabada su última película.