Praça Paris
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Brasil, 2017, 110 min. VOSE.
Directora: Lúcia Murat.
Guion: Lúcia Murat, Raphael Montes.
Fotografía: Guillermo Nieto.
Montaje: Mair Tavares.
Intérpretes: Grace Passô, Joana de Verona, Marco Antonio Caponi, Alex Brasil, Babu Santana.
Sinopsis: Camila, una psicoanalista portuguesa que realiza una investigación de postgrado sobre la violencia en la Universidad Estatal de Río de Janeiro, empieza a trabajar en un centro de terapia asociado a la institución. Entre sus pacientes se encuentra Gloria, una mujer de la favela de Providência que se gana la vida como ascensorista en el mismo edificio. Marcada por los abusos sexuales de su padre durante la niñez, Gloria vive sometida por la personalidad dominante y sobreprotectora de su hermano, un narcotraficante que cumple pena de prisión. Con el paso de las sesiones, irá creciendo entre ambas una relación de miedo y dependencia que traspasará los límites de la consulta.
Praça Paris toma su nombre de un conocido parque de estilo versallesco levantado a principios del siglo XX en la ribera de Río de Janeiro como parte de un proyecto de modernización integral de la ciudad que nunca se concluyó. Abocado a un nuevo y traumático proceso de transformación con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos de 2018, el paisaje urbano de Río es empleado por Murat como reflejo del estado emocional de sus protagonistas. Dos mujeres pertenecientes a clases y ambientes distintos, cuyo encuentro destapa los cimientos más oscuros de una sociedad edificada sobre la violencia y el miedo al otro.
Festivales y Premios:
Festival do Rio (Brasil): Mejor dirección, Mejor actriz (Grace Passô).
FESTin ─ Festival de Cinema Itinerante da Língua Portuguesa: Mejor actriz (Grace Passô).
Festival Cinematográfico Internacional del Uruguay (Uruguay): Premio FIPRESCI, Premio a la Mejor película iberoamericana.
Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana (Cuba): Mención Especial del Jurado SIGNIS.
Festival de Granada ─ Cines del Sur (España): Premio del Público.
CinEuphoria Prémios de Cinema (Portugal): Mejor actriz (Grace Passô).
The Chicago International Film Festival (EE UU).
Mostra Internacional de Cinema de São Paulo (Brasil).
PÖFF ─ Tallin Black Nights Film Festival (Estonia).
Festival de Cinéma Brésilien de Paris (Francia).
APERTURA IBÉRTIGO 2019
LÚCIA MURAT
La carrera cinematográfica de Lúcia Murat (Río de Janeiro, 1948) es inseparable de su implicación política en la Historia reciente de Brasil. Hija de un médico vinculado a los grupos de izquierda durante la dictadura militar, tras ingresar en la facultad de Ciencias Económicas se incorporó al movimiento estudiantil en 1967. Su detención junto a la de otros mil jóvenes asistentes al congreso clandestino de la União Nacional dos Estudantes celebrado en São Paulo el 12 de octubre de 1968, marcó su paso a la lucha armada como militante de la Dissidência Comunista da Guanabara (DI-GB), de la que surgiría el Movimento Revolucionário 8 de Outubro (MR8). Capturada por las fuerzas del régimen en 1971, fue torturada durante dos meses y condenada a tres años y medio de cárcel en Vila Militar y el presidio de Talavera Bruce en Río de Janeiro.
Cuando a principios de la década de los años 80, el aperturismo político que anticipó la llegada de la democracia le permitió iniciarse como cineasta con un medio-metraje documental sobre la Revolución Sandinista de Nicaragua titulado O pequeño exército louco (1984), todas sus experiencias previas se volcaron de forma inmediata en el contenido de su obra: «Fue el cine el que me permitió sobrevivir de una manera creativa. Porque al hablar de la violencia, lo hacía procurando formas de superar la cuestión. Procurando hacer las preguntas que me dejó mi espanto. Y la eterna pregunta: ¿es humana la tortura? (…) Por eso mi cine se hizo con urgencia, con instinto, con el propósito de sobrevivir a una realidad de violencia».
Con su siguiente filme, el largometraje Que bom te ver viva (1989), Murat ahondaba en esta misma línea autobiográfica y reflexiva para componer un retrato testimonial de las mujeres que, como ella, habían sido víctimas de la represión militar por su activismo. La película se estrenó internacionalmente en el Toronto Film Festival y obtuvo los Premios del jurado, el Público y la Crítica en el Festival de Brasília do Cinema Brasileiro de aquel año, convirtiendo a su autora en una de las figuras más destacadas de la llamada “reconquista” del cine brasileño que siguió a los años de la dictadura.
Tras Doces poderes (1996), un análisis de las estrategias de marketing que dominan la política electoral de los partidos, Brava gente brasileira (2000) se despegaba de la actualidad de Brasil para buscar, en su pasado colonialista, los orígenes del conflicto territorial que todavía hoy enfrenta a los grandes poderes económicos con los pueblos de la Amazonia. El antagonismo, esta vez entre clases, volverá a ser el motor de su cine en Quase dois irmãos (2004), con la que Murat retomó el espíritu urgente de crítica político-social que identifica a sus mejores filmes.
Desde entonces, su obra ha ido vadeando los límites entre el documental y la ficción sin apartarse de ciertos temas comunes: la reivindicación de la lucha contra la dictadura militar (Uma lunga viagem (2011), A memória que me contam (2012)), las agresiones contra la identidad de las culturas indígenas (A nação que não esperou por Deus (2015)) y las diferencias de clase que dividen a la sociedad brasileña (Maré: nossa hitória de amor (2007), Praça Paris (2018)).