Marzo Mujer 2018 en el CICCA. Ida Lupino

La Asociación de cine Vértigo organiza en marzo de 2018, mes de la mujer, en el CICCA de Las Palmas de Gran Canaria, Fundación La Caja de Canarias, el ciclo "Ida Lupino", homenajeando así a esta actriz, guionista, productora y directora, pionera del cine feminista, en el año del centenario de su nacimiento.

Los títulos seleccionados y sus fechas de proyección, en horario de 18:30 horas y con entrada libre, son:

A lo largo de su historia, el negocio del cine ha sido como el coñac, cosa de hombres. Aunque la presencia de mujeres-pioneras detrás de las cámaras estaba relativamente normalizada durante el periodo silente, la llegada del sonoro, la debacle económica del 29 y la implantación monolítica del sistema de estudios hollywoodense supusieron su progresivo arrinconamiento y eventual desaparición (con la única excepción de Dorothy Arzner, a quien dedicamos ya una retrospectiva y que, hasta la década de los 50, fue la única mujer del sindicato de directores, el DGA). En esa coyuntura de sexismo institucionalizado, la figura de Ida Lupino (Londres, 1918-Los Ángeles, 1995) resulta una estimulante rara avis, una estrella de la gran pantalla que, como Ana Mariscal en nuestro país, tubo de crear su propia productora, “The Filmakers”, para financiar sus proyectos detrás de la cámara y dejar una impronta que ha ido revalorizándose con el tiempo.

Lupino comenzaría su carrera como actriz, alcanzando el estrellato en la Warner gracias a personajes que trascendían su físico menudo, que la encasillaron en personajes de “ingenua” durante el primer tramo de su carrera, y que dejaban entrever una dureza rebelde, como evidenciaban sus numerosas suspensiones de contrato por negarse a encarnar personajes para el estudio. Daría el salto a la dirección con Not wanted (1949) al sustituir al director Elmer Clifton, tras sufrir este una hemorragia cerebral. Tras este filme de aprendizaje, donde se vislumbra la colisión entre dos estilos de hacer cine, Lupino desarrolló una serie de proyectos, casi siempre de bajo presupuesto y abordando temas controvertidos, bajo el paraguas de su productora, creada junto a su marido de entonces, el productor y escritor Collier Young, y el guionista Marvin Wald.

Lupino llevaba años empapándose en los platós del sistema de trabajo de directores acerados y raudos como Raoul Walsh, “Wild Bill” Wellman o Michael Curtiz, y cansada de “aburrirse por las esquinas mientras otros hacen lo interesante”, aprovechó lo aprendido para dirigir una rápida serie de quickies (presupuesto por debajo de los 200.000 dólares, dos semanas de rodaje, equipo habitual y la pretensión de reflejar la verdadera cara de los Estados Unidos, combinando entretenimiento y pretensión social). Apenas media docena de títulos en cuatro años, que acabarían con un divorcio y el salto a la televisión como una de las cuatro estrellas rotatorias de la serie antológica Four Star Playhouse. Su período en “The Filmakers” la convirtió en realizadora ideal para la primera “edad de oro” de la televisión, con sus plazos y sus presupuestos de obligado cumplimiento. En la pequeña pantalla fue conocida como “la madre de todos nosotros”, lema que lucía en el respaldo de su silla de directora y que reflejaba su perspicaz aproximación maternal al negocio: “a los hombres no les gusta tener a una mujer como jefe”, propia de una era que, desgraciadamente, no queda tan lejos...